Respiración y suelo pélvico
Beatriz Gisbert Morant • 18 de enero de 2022
¿Respira tu suelo pélvico?

EL DIAFRAGMA DE LA RESPIRACIÓN:
El diafragma torácico o diafragma de la respiración es un músculo delgado y plano que separa el tórax del abdomen. Su centro es fibroso mientras que su periferia es muscular, es móvil y elástico por los lados. Está insertado, es decir, sujeto, en la parte inferior de las costillas y abarca todo el interior y centro de nuestro cuerpo, desde la columna vertebral en las vértebras dorsales y primeras lumbares hasta las costillas y el esternón por delante.
Tiene forma de bóveda dinámica.
Se mueve cuando respiramos. En espiración, al tirar aire, debería está arriba, en reposo y cuando tomamos aire se contrae, desciende hacia abajo, presionando los órganos internos suavemente. Este suave movimiento ejerce unos cambios de presión dentro del tórax y el abdomen, que son necesarios para la correcta y profunda respiración y para el buen funcionamiento de nuestros órganos internos en el abdomen. Si estamos estresados, siempre respiramos con el pecho o metemos barriga constantemente, y no se mueve correctamente y es malo para nuestra salud. Pues es necesaria la respiración profunda, no presionar todo el tiempo hacia abajo apretando la barriga, y es saludable esa discreta presión que masajea los órganos internos y favorece la vitalidad interna.
Está formado en su mayor parte por fibras musculares tónicas o posturales. Y es un elemento estructural muy importante estabilizador de la parte anterior de nuestro cuerpo. Su retracción o rigidez provoca cambios y alteraciones en la postura, en la columna vertebral, en las funciones digestivas, a nivel circulatorio y de retorno venoso y linfático.
Además, está muy ligado a nuestro estado emocional: la respiración cambia y es muy diferente cuando reímos o cuando lloramos, y es algo que relaciona inconscientemente nuestro mundo emocional con nuestro cuerpo. El estrés, la ansiedad, la depresión o la tristeza mantenidas, nos hace respirar y bloquear sin darnos cuenta este gran músculo se va rigidizando alterando nuestra postura y vitalidad pues repercute a distancia en toda la columna vertebral, oxigenación y vitalidad en general.
DOS DIAFRAGMAS MUY CONECTADOS: TORÁCICO Y SUELO PÉLVICO
El suelo pélvico está muy relacionado con el diafragma de la respiración puesto que es otra bóveda similar que sostiene el centro del cuerpo, lo que llamamos CORE por su parte más inferior, en la pelvis. El suelo pélvico se adapta al movimiento y presiones que ejerce el diafragma de la respiración. Es capaz de activarse y responder activa e inconscientemente para gestionar las presiones que llegan de arriba.
Cuando el diafragma presenta tensión (hipertonía) puede provocar:
• Hiperpresión y congestión pélvica, afectando a la circulación venosa y linfática de órganos internos de la pelvis.
• Impide un buen riego sanguíneo y drenaje linfático abdominal.
• Dificulta la movilidad de los órganos internos y la digestión.
• Favorece un abdomen hinchado.
Este exceso de tensión de ambos diafragmas suele estar relacionado, pudiendo favorecer:
• Disfunción postural, dolor lumbar o dorso-lumbar
• Prolapso de órganos pélvicos
• Hernia de hiato y reflujo gastroesofágico
• Insuficiencia venosa y piernas cansadas
• Molestias en el suelo pélvico relativas a estreñimiento, dolor en las relaciones sexuales, infecciones de orina …
Por eso es muy importante valorar y trabajar el diafragma para que el suelo pélvico reciba menos presión.
La fisioterapia de suelo pélvico incluye siempre la respiración y la correcta función del diafragma de la respiración. Si el diafragma está libre de tensión y se mueva de forma funcional durante la respiración, evitará que el suelo pélvico esté tenso y reactivo, que no tenga que soportar excesiva presión y que no tenga que trabajar más.
Por eso a través de diferentes técnicas como: radiofrecuencia, liberación miofascial, reeducación postural o técnicas respiratorias específicas colaboramos en el equilibrio de presiones y mejoraremos indirectamente la salud de nuestro suelo pélvico.
Salud y Suelo Pélvico

¿Por qué entrenar fuerza durante la menopausia? El entrenamiento de fuerza no es solo para personas jóvenes o para quienes quieren "ganar músculo". Es esencial para todas las mujeres a partir de los 40 años, y aún más durante y después de la menopausia. Hay un falso mito respecto a las actividades que ya no se pueden hacer a determinadas edades, pues puedes hacerlo con supervisión y control de personas expertas como nosotras que te animaremos y cuidaremos para que no te lesiones ni hagas animaladas. Sobre todo si tienes algún problema de suelo pélvico, el entrenamiento debe ser prudente, progresivo, guiado por la respiración y sin impacto. Pero eso no quiere decir que no sea intenso, eficaz. Los cambios hormonales de menopausia, tienen algunas repercusiones en la salud física, anímica y emocional de las mujeres debido a sobre todo la falta de producción de estrógenos por parte de los ovarios. Algunas de ellas son: osteopenia, pérdida de masa muscular, cambios de humor, ganancia de peso, sofocos, fatiga, peor calidad del sueño… Pero hay una muy buena noticia: muchas de ellas mejorarán simplemente con el ejercicio físico y un buen entrenamiento de fuerza Beneficios del entrenamiento regular: Previene la sarcopenia (pérdida de masa muscular relacionada con la edad). Aumenta la densidad ósea, ayudando a prevenir la osteoporosis. Mejora la postura y el equilibrio, reduciendo el riesgo de caídas. Activa el metabolismo, ayudando a controlar el peso. Reduce dolores articulares y de espalda. Ejemplos de ejercicios de fuerza que se pueden hacer en clases colectivas de ejercicio funcional: Sentadillas (squats): Fortalecen piernas y glúteos. Flexiones de brazos (push-ups): Trabajan pecho, hombros y brazos. Peso muerto con mancuernas: Excelente para la espalda baja y piernas. Elevaciones laterales, diagonales y remos de brazos: Para tonificar hombros y musculatura escapular y de la espalda. Puente de glúteos: Mejora la estabilidad de la pelvis y fortalece los glúteos. Si incorporas el suelo pélvico y el abdomen es un ejercicio muy completo y seguro. Puedes realizar estos ejercicios con pesas, bandas elásticas o incluso con tu propio peso corporal, lo que harán posible la progresión y resistencia adecuada en cada actividad. 🕒 Recomendación: 2 a 3 veces por semana, con 2 a 3 series de 8 a 12 repeticiones por ejercicio. Este es el modelo que seguimos en nuestras clases de ejercicio terapéutico FUNC (Funcional&Core) dedicadas especialmente a las mujeres de edad madura que deben entrenar sin lesionarse y con supervisión de una fisio. Y complementa tu rutina semanal con actividades diarias de ejercicio de resistencia, puedes hacerlo por tu cuenta. Elige algo que te guste y resulte atractivo. ¿Qué es el entrenamiento de resistencia y por qué hacerlo? También conocido como cardiovascular, este tipo de ejercicio mantiene tu corazón fuerte, mejora la circulación y ayuda a oxigenar todo el cuerpo. Es de mediana intensidad se mantiene en tiempos cortos o moderados, suele hacer sudar y aclara el corazón y la respiración. Beneficios: Mejora la salud del corazón y reduce el colesterol. Ayuda a controlar la presión arterial y el azúcar en sangre. Disminuye la grasa abdominal. Mejora el estado de ánimo y reduce el estrés. Favorece el sueño profundo y reparador. Ejemplos de ejercicios de resistencia sin impacto adecuados para la etapa de a menopausia y respetuosos con el suelo pélvico: Caminar a paso ligero (ideal si estás empezando). Bicicleta estática o al aire libre, elíptica, remo... Nadar o hacer aquagym. Subir y bajar escaleras. Bailar o hacer clases de aeróbicos sin saltos. Elige un tipo de ejercicio que te guste y te haga sudar. Mejor si puedes realizarlo en compañía para motivarte y ser constante. Puedes hacerlo más interesante e intenso si cambias de ritmo, es decir, si intercalas unos 1-3 minutos a mayor intensidad (75-80% de tu capacidad) y luego bajas de nuevo al ritmo moderado (50%), pero sin parar. 🕒 Recomendación: Al menos 150 minutos por semana, es decir, 30 minutos al día, 5 días a la semana. Salud mental y emocional: otro gran beneficio El ejercicio regular durante la menopausia no solo fortalece el cuerpo, también calma la mente. El movimiento activa neurotransmisores como las endorfinas, la dopamina y la serotonina, que contribuyen al bienestar emocional, reducen la ansiedad y mejoran el estado de ánimo. Muchas mujeres reportan una sensación de empoderamiento, mayor autoestima y control sobre su cuerpo al incorporar rutinas de ejercicio constantes y en grupos con ambientes amigables, respetuosos y socializan con otras mujeres lo que anima a compartir experiencias, el grupo y el compromiso anima a la constancia a a la adherencia al entrenamiento. Tú sola en casa no lo harías , pero si sabes que te están esperando y lo haces con otras personas seguro que es más divertido. ¿Cómo empezar? Consulta con nosotras antes de comenzar si tienes alguna condición previa. Elige ejercicios que disfrutes, para que puedas mantenerlos a largo plazo. Empieza despacio y ve aumentando la intensidad progresivamente, si tienes alguna lesión o dolor previo consulta con tu fisio de confianza, nosotras podemos ayudarte y modificar el ejercicio para que sea adecuado para ti. Combina fuerza y resistencia para un enfoque completo y equilibrado. Escucha tu cuerpo: Descansa si lo necesitas y prioriza la buena técnica sobre el número de repeticiones. Bebe mucha agua, hidrata tu cuerpo, tus células, tus tejidos. Sobre todo si haces ejercicio la hidratación es muy importante. La menopausia no tiene por qué vivirse como una etapa de declive. Todo lo contrario: es una nueva fase en la que puedes reconectar contigo misma y mejorar tu salud de forma integral. El entrenamiento de fuerza y resistencia te ayudará a conservar la vitalidad, prevenir enfermedades y sentirte más fuerte, por dentro y por fuera. No se trata de entrenar para “verse bien”, sino de vivir mejor. Tu cuerpo te acompaña toda la vida. ¡Es hora de cuidarlo con movimiento! ¿Te animas a probar nuestros grupos específicos de entrenamiento? Te hacemos una valoración fisioterápica y te regalamos una sesión de entrenamiento grupal con otras mujeres para cuidar tu salud.

Tres mitos del ejercicio físico en el embarazo los derrumbamos pues es malo en el embarazo, se puede hacer ejercicio abdominal transverso abdominal y se debe entrenar el suelo pélvico para el parto pues s beneficioso estar activa y recomendamos el masaje perineal en la semana 37 de embarazo. Hay evidencia científica que lo demuestra y hacer actividad física es conveniente y tiene beneficios.

El manteo o rebozo es una técnica ancestral que utiliza un rebozo o pañuelo para masajear la pelvis y otras partes del cuerpo. Es muy recomendable en el embarazo y también durante el parto, por ser muy relajante y aliviar las molestias que padece la madre. Favorece de la dilatación y mejora la experiencia del parto. ¿Quieres saber más sobre el mateo? Sigue leyendo.