10 cosas que no son normales de tu salud abdomino pélvica (aunque sean frecuentes)

Beatriz Gisbert Morant • 23 de agosto de 2024

Las mujeres arrastramos ideas erróneas preconcebidas. Aunque a veces sean habituales, "frecuentes" o se hayan dicho/hecho siempre así, esto no quiere decir que sean válidas o debamos normalizarlas.




Como mujeres, podemos replantearnos esos falsos mitos y tabús y crecer en autoconocimiento y autocuidado femenino. Para ayudarte en esa tarea, quiero plantearte algunos de estos hechos, así como algunas alternativas y soluciones. 


Voy a enumerarte 10 cosas que son muy frecuentes, pero que, sin embargo, no son normales cuando hablamos de salud abdomino-pélvica. Tal vez te veas reflejada en muchas afirmaciones y costumbres que son malas para tu salud femenina, por eso deseo que reconozcas esos malos hábitos, ya que es el primer paso para poder tratarlos. 


Es posible que no tengas molestias o problemas de suelo pélvico ahora, pero, si sigues así, desgraciadamente pronto los tendrás.  Siento decirlo tan claro, pero a largo plazo, y sobre todo a partir de los 40, es cuando empezamos a pagar los "platos rotos" de lo que hicimos mal tiempo atrás.

Cuando somos más jóvenes, el cuerpo se adapta y lo tolera todo. Pero ahora es el momento de replantearse algunos pequeños cambios y poco a poco implementar las soluciones. Y no me vale el que ya es tarde, a estas alturas.


Nunca es tarde para cambiar, de hecho la vida es movimiento y cambio. Solamente plantéate un pequeño cambio, uno solo ahora. Muchas veces pequeños cambios mantenidos en el tiempo, con constancia, dan grandes y revolucionarios resultados. 


¿Empezamos? NO es normal que:


1. Cuando hablas, cantas, ríes o toses, la barriga se abomba hacia fuera. 

Ese golpe también repercute a tu suelo pélvico y si tu abdomen no responde activándose y metiéndote hacia dentro, requieren rehabilitación y cambiar tus ejercicios abdominales. En consulta, reeducaremos tu respiración y tus abdominales para que estén más fuertes y estables. Si además se te escapa la orina, no esperes más, necesitas fisio de suelo pélvico ya.


2. Cuando deseas aguantar o cortar el chorro del pipi, no tengas fuerza suficiente para hacerlo. 

Atención que ese ejercicio, cortar el chorro del pipi es un test. No es adecuado repetirlo a menudo como un entrenamiento, pero sí puedes hacerlo de forma puntual para ver si tienes fuerza. Si no eres capaz, es muy probable que tengas debilidad y debas entrenar los músculos del suelo pélvico.



3. Que se te escape la orina. 

En ninguna circunstancia, nunca debe escaparse. Se llama incontinencia urinaria cuando se escapa sin querer y sin control de tu voluntad. Casi siempre tiene solución con fisioterapia, con ejercicios. Para empezar, realiza una valoración de suelo pélvico y comienza un entrenamiento adecuado y supervisado. Si no mejoras, hay otras soluciones médicas pero no son la primera opción.


4.  Que no controles los gases o manches la braguita de heces blandas.

Aunque te haya pasado muy pocas veces. Es muy posible que tu esfínter anal y musculatura posterior de suelo pélvico esté floja o con bajo tono. Peor me lo pones si encima a veces no notas los gases o las heces y te sorprende algún escape y pasas un mal momento. Debes ejercitar la parte más profunda del elevador del ano, la que está relacionada con el esfínter anal, y si no la sientes bien, podemos ayudarte a descubrirla.

5. ¡Corre, corre, que no llego! Que vayas al baño con muchas prisas.

¡Qué incómodo y agobiante es cuando crees que se te va a escapar! Tanto si las ganas de orinar como las ganas de defecar son muy imperiosas y urgentes, pueden quitarse las ganas de viajar, hacer deporte, salir a comer o cenar por ahí... Es un incordio estar siempre pendiente de dónde está el baño. A veces va asociado a escapes y eso sí es muy muy desagradable. Es un problema que llamamos urgencia y se trata con fisioterapia y/o medicación.


6. Que te hagas daño al defecar, sangres o te duela el ano con frecuencia. 

Una paciente hace tiempo me agradecía el haberle enseñado a defecar sin miedo y sin dolor. Creía que era algo inevitable hacerse daño cada vez que iba al wc, pero nada de eso!! Defecar debe ser como orinar, relajado, sin esfuerzos y sin dolor. El estreñimiento es un enemigo silencioso y malvado que puede traer muy malas consecuencias en el suelo pélvico. Puedes tener hemorroides, fisuras o ambas.  Toma medidas desde tu alimentación, bebe agua y haz ejercicio antes de que empeore, mejor prevenir que curar. Los suplementos y laxantes pueden ayudar, pero tampoco son la solución, son parches. Nosotras te enseñaremos la buena biomecánica defecatoria para que hagas el mínimo esfuerzo con la máxima eficacia, sin lastimarte.

7. Que siempre te pique, escueza o arda la piel de la vulva o del ano. 

Puede ser por sequedad, hongos, irritación, lombrices, exceso de jabón, ropa interior ajustada y sintética, alergias, uso continuo de salvaslips,…  ¡muchísimas cosas! Es muy variable y complejo. Pero ojo, muchas veces es por algo tan sencillo como que nunca te pones crema hidratante en esta zona. Cuidamos la piel de la cara, las manos y del resto del cuerpo, pero la vulva siempre se nos olvida. Descarta las primeras opciones e hidrata tu piel por favor, con cremas y aceites específicos para la zona íntima.


8. Que no te hayas mirado ni tocado nunca tus genitales. 

Si no te conoces, nunca es tarde para coger un espejo y descubrir tu vulva, labios y vagina. Creo que es algo que nos deberían enseñar nuestras madres, pero hay mucho pudor y todavía es un tabú. Observa su forma, color y movimiento cuando intentas retener la orina, imaginando que se escapa, cuando toses, cuando pujas o cuando te relajas.


9. Que te de miedo, impresión o asco tu zona íntima. 

Si crees que es una zona prohibida, fea, rígida, frágil, que se puede infectar,… o eres muy aprensiva al respecto, decirte que es una zona muy sensible, femenina y tuya, como el resto de tu cuerpo. Que está llena de bacterias saludables, como otras zonas de la piel y no pasa nada. Las infecciones son oportunistas y dependen más de la debilidad del sistema inmune que de los gérmenes de la zona. Puedes mirarla, acariciarla y tocarla y si lo deseas también con tu pareja en tus juegos sexuales sin problema y con cariño. Conocerte a ti misma un poco más será muy recomendable para estar más segura compartiendo con otra persona. 

10. Que no puedas meter un dedo o un tampón en tu vagina. 

Mucho menos un pene. Investiga y relájate al intentarlo. La vagina no es un túnel por el que se mete un tren, es más bien como un calcetín sin pie, inclinado hacia atrás y si estás relajada y lo haces con cariño lo conseguirás. Aunque os suele parecer raro, tu dedo pulgar es el que mejor entra tocando con la yema la parte posterior de la vagina, prueba y si no puedes, vente a consulta y te ayudaremos.


Espero que te haya servido y que empieces a descubrir algún hábito saludable para tu vida tras leer este post.

Salud y Suelo Pélvico

Por Beatriz Gisbert Morant 30 de mayo de 2025
¿Por qué entrenar fuerza durante la menopausia? El entrenamiento de fuerza no es solo para personas jóvenes o para quienes quieren "ganar músculo". Es esencial para todas las mujeres a partir de los 40 años, y aún más durante y después de la menopausia. Hay un falso mito respecto a las actividades que ya no se pueden hacer a determinadas edades, pues puedes hacerlo con supervisión y control de personas expertas como nosotras que te animaremos y cuidaremos para que no te lesiones ni hagas animaladas. Sobre todo si tienes algún problema de suelo pélvico, el entrenamiento debe ser prudente, progresivo, guiado por la respiración y sin impacto. Pero eso no quiere decir que no sea intenso, eficaz. Los cambios hormonales de menopausia, tienen algunas repercusiones en la salud física, anímica y emocional de las mujeres debido a sobre todo la falta de producción de estrógenos por parte de los ovarios. Algunas de ellas son: osteopenia, pérdida de masa muscular, cambios de humor, ganancia de peso, sofocos, fatiga, peor calidad del sueño… Pero hay una muy buena noticia: muchas de ellas mejorarán simplemente con el ejercicio físico y un buen entrenamiento de fuerza Beneficios del entrenamiento regular: Previene la sarcopenia (pérdida de masa muscular relacionada con la edad). Aumenta la densidad ósea, ayudando a prevenir la osteoporosis. Mejora la postura y el equilibrio, reduciendo el riesgo de caídas. Activa el metabolismo, ayudando a controlar el peso. Reduce dolores articulares y de espalda. Ejemplos de ejercicios de fuerza que se pueden hacer en clases colectivas de ejercicio funcional: Sentadillas (squats): Fortalecen piernas y glúteos. Flexiones de brazos (push-ups): Trabajan pecho, hombros y brazos. Peso muerto con mancuernas: Excelente para la espalda baja y piernas. Elevaciones laterales, diagonales y remos de brazos: Para tonificar hombros y musculatura escapular y de la espalda. Puente de glúteos: Mejora la estabilidad de la pelvis y fortalece los glúteos. Si incorporas el suelo pélvico y el abdomen es un ejercicio muy completo y seguro. Puedes realizar estos ejercicios con pesas, bandas elásticas o incluso con tu propio peso corporal, lo que harán posible la progresión y resistencia adecuada en cada actividad. 🕒 Recomendación: 2 a 3 veces por semana, con 2 a 3 series de 8 a 12 repeticiones por ejercicio. Este es el modelo que seguimos en nuestras clases de ejercicio terapéutico FUNC (Funcional&Core) dedicadas especialmente a las mujeres de edad madura que deben entrenar sin lesionarse y con supervisión de una fisio. Y complementa tu rutina semanal con actividades diarias de ejercicio de resistencia, puedes hacerlo por tu cuenta. Elige algo que te guste y resulte atractivo. ¿Qué es el entrenamiento de resistencia y por qué hacerlo? También conocido como cardiovascular, este tipo de ejercicio mantiene tu corazón fuerte, mejora la circulación y ayuda a oxigenar todo el cuerpo. Es de mediana intensidad se mantiene en tiempos cortos o moderados, suele hacer sudar y aclara el corazón y la respiración. Beneficios: Mejora la salud del corazón y reduce el colesterol. Ayuda a controlar la presión arterial y el azúcar en sangre. Disminuye la grasa abdominal. Mejora el estado de ánimo y reduce el estrés. Favorece el sueño profundo y reparador. Ejemplos de ejercicios de resistencia sin impacto adecuados para la etapa de a menopausia y respetuosos con el suelo pélvico: Caminar a paso ligero (ideal si estás empezando). Bicicleta estática o al aire libre, elíptica, remo... Nadar o hacer aquagym. Subir y bajar escaleras. Bailar o hacer clases de aeróbicos sin saltos. Elige un tipo de ejercicio que te guste y te haga sudar. Mejor si puedes realizarlo en compañía para motivarte y ser constante. Puedes hacerlo más interesante e intenso si cambias de ritmo, es decir, si intercalas unos 1-3 minutos a mayor intensidad (75-80% de tu capacidad) y luego bajas de nuevo al ritmo moderado (50%), pero sin parar. 🕒 Recomendación: Al menos 150 minutos por semana, es decir, 30 minutos al día, 5 días a la semana. Salud mental y emocional: otro gran beneficio El ejercicio regular durante la menopausia no solo fortalece el cuerpo, también calma la mente. El movimiento activa neurotransmisores como las endorfinas, la dopamina y la serotonina, que contribuyen al bienestar emocional, reducen la ansiedad y mejoran el estado de ánimo. Muchas mujeres reportan una sensación de empoderamiento, mayor autoestima y control sobre su cuerpo al incorporar rutinas de ejercicio constantes y en grupos con ambientes amigables, respetuosos y socializan con otras mujeres lo que anima a compartir experiencias, el grupo y el compromiso anima a la constancia a a la adherencia al entrenamiento. Tú sola en casa no lo harías , pero si sabes que te están esperando y lo haces con otras personas seguro que es más divertido. ¿Cómo empezar? Consulta con nosotras antes de comenzar si tienes alguna condición previa. Elige ejercicios que disfrutes, para que puedas mantenerlos a largo plazo. Empieza despacio y ve aumentando la intensidad progresivamente, si tienes alguna lesión o dolor previo consulta con tu fisio de confianza, nosotras podemos ayudarte y modificar el ejercicio para que sea adecuado para ti. Combina fuerza y resistencia para un enfoque completo y equilibrado. Escucha tu cuerpo: Descansa si lo necesitas y prioriza la buena técnica sobre el número de repeticiones. Bebe mucha agua, hidrata tu cuerpo, tus células, tus tejidos. Sobre todo si haces ejercicio la hidratación es muy importante. La menopausia no tiene por qué vivirse como una etapa de declive. Todo lo contrario: es una nueva fase en la que puedes reconectar contigo misma y mejorar tu salud de forma integral. El entrenamiento de fuerza y resistencia te ayudará a conservar la vitalidad, prevenir enfermedades y sentirte más fuerte, por dentro y por fuera. No se trata de entrenar para “verse bien”, sino de vivir mejor. Tu cuerpo te acompaña toda la vida. ¡Es hora de cuidarlo con movimiento! ¿Te animas a probar nuestros grupos específicos de entrenamiento? Te hacemos una valoración fisioterápica y te regalamos una sesión de entrenamiento grupal con otras mujeres para cuidar tu salud.
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Wlady, un paciente satisfecho y plenamente recuperado tras su prostatitis y hernias inguinales. "Ha sido la mejor decisión de mi vida acudir a Fisioterapia de suelo pélvico con Beatriz y su equipo"
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El manteo o rebozo es una técnica ancestral que utiliza un rebozo o pañuelo para masajear la pelvis y otras partes del cuerpo. Es muy recomendable en el embarazo y también durante el parto, por ser muy relajante y aliviar las molestias que padece la madre. Favorece de la dilatación y mejora la experiencia del parto. ¿Quieres saber más sobre el mateo? Sigue leyendo.
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La relación entre el suelo pélvico, la sexualidad, las emociones y la infancia de las personas es un tema complejo y fascinante que abarca aspectos tanto físicos como psicológicos de nuestra vida. El suelo pélvico es un conjunto de músculos, ligamentos y tejidos que se encuentra en la parte inferior de la pelvis y desempeña un papel crucial en funciones como la continencia urinaria y fecal, el soporte de los órganos pélvicos y la satisfacción sexual. Pero, ¿Cómo se conecta esto con nuestras emociones y experiencias infantiles? Sexualidad, infancia y suelo pélvico Comencemos por comprender la importancia del suelo pélvico en la sexualidad. Este conjunto de músculos sostiene los órganos sexuales internos y externos, y su salud y tono son fundamentales para una vida sexual satisfactoria. Un suelo pélvico fuerte y flexible contribuye a la capacidad de experimentar orgasmos y a tener una función eréctil o vaginal saludable. Cuando existe tensión o disfunción en esta área, puede manifestarse como dificultades sexuales, como disfunción eréctil, dolor durante el sexo o dificultades para alcanzar el orgasmo. Estas disfunciones pueden tener raíces en experiencias emocionales y traumas de la infancia. Por ejemplo, la relación de una persona con sus padres o cuidadores durante la infancia puede influir en su capacidad para relajarse y disfrutar de la intimidad sexual en la edad adulta. Las emociones reprimidas o traumas no resueltos pueden manifestarse como tensión crónica en los músculos del suelo pélvico, lo que a su vez dificulta la respuesta sexual. Además, la infancia y también la adolescencia es una época crucial para la formación de la identidad y las creencias sobre el cuerpo y la sexualidad. Los mensajes que recibimos de nuestros padres, familiares o figuras de autoridad pueden tener un impacto duradero en nuestra percepción de nosotros mismos como seres sexuales. La vergüenza, la culpa o la falta de educación sexual adecuada pueden contribuir a una relación negativa con el cuerpo y la sexualidad en la vida adulta. ¿Sabías que las emociones se "encapsulan" en el cuerpo? Existen diversos estudios científicos que exponían a personas sanas a imágenes o escenas de alto impacto emocional (daban miedo, asco o transmitían sufrimiento) y simultáneamente se registraba la activación muscular mediante electromiografía (EMG) en diversas zonas del cuerpo. Se ha demostrado que las emociones fuertes o experiencias de gran impacto emocional, tienen como respuesta refleja y automática la activación y tensión de zonas profundas del cuerpo, como la mandíbula (bruxismo), el diafragma de la respiración (se respira menos y más superficialmente, sensación de dolor/presión en el pecho), falta de apetito (se cierra el estómago o intestino revuelto), tensión en cuello y hombros (cefalea tensional) o tensión del suelo pélvico entre otras. Tras la exposición se mantiene la tensión de estas zonas de forma inconsciente, debido a un estado de alerta o alarma. Si el estímulo estresante cesa, se relajan. Consideremos el perjuicio que puede tener el estrés o la presión emocional mantenida durante largos periodos de tiempo en la vida de una persona. ¿Cómo ayuda la terapia? La terapia sexual y la fisioterapia del suelo pélvico son enfoques importantes para abordar estos problemas. La terapia sexual puede ayudar a las personas a explorar y comprender sus deseos y emociones sexuales, así como a abordar las barreras emocionales que pueden afectar su capacidad para disfrutar del sexo. Por otro lado, la fisioterapia del suelo pélvico se centra en mejorar la conciencia y el control respiratorio, abdominal y pélvico y fortalecer o relajar los músculos del suelo pélvico, lo que puede aliviar el dolor, los bloqueos y mejorar la función sexual. En resumen, la relación entre el suelo pélvico, la sexualidad, las emociones y la infancia es compleja y multifacética. Nuestra historia emocional y nuestras experiencias infantiles pueden influir en nuestra función sexual y en cómo nos relacionamos con nuestro propio cuerpo. Reconocer y abordar estos aspectos es esencial para promover una sexualidad saludable y satisfactoria en la edad adulta.
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