Pesarios

Rocío Gonzalez y Beatriz Gisbert • 30 de junio de 2022

Pesarios:

Una solución sencilla para evitar las molestias y frenar el empeoramiento del descenso visceral.


¿Qué es un prolapso?


El prolapso es un problema típico femenino, en el que hay una debilidad tan grande del suelo pélvico que se abomba hacia abajo. Por factores como la edad, el sobrepeso, los esfuerzos físicos repetitivos, partos complicados, la tos crónica, hiperlaxitud, los deportes de impacto y de gran intensidad, … Cualquiera de estos factores provocan presiones del interior del abdomen y de la pelvis elevadas durante mucho tiempo, de forma repetitiva que debilitan sus estructuras conectivas y ligamentosas, los tejidos fasciales y ligamentosos ceden y prolapsan, es decir caen. Realmente lo que sucede el descenso de uno o varios órganos de la cavidad pélvica como la vejiga, el útero, o el recto y se asoman por la parte más vulnerable, por la vagina.

Así las molestias típicas de los prolapsos son: sensación de bulto en la vagina que puede molestar en la defecación, en la micción y en las relaciones sexuales.

Hay mujeres que tiene varios órganos descendidos, de hecho es lo más frecuente, que caiga todo el recinto al unísono y se valoren dos o más prolapsos, aunque uno sea el más molesto y sintomático.

Pero la mayoría de las veces, sobre todo en casos más leves se detecta un descenso exclusivo de uno de los órganos, la vejiga en la pared anterior (cistocele), el útero al fondo de la vagina (histerocele) o la pared recto vaginal posterior (rectocele).

En esos casos leves y moderados, entrenando el suelo pélvico, cambiando factores desencadenantes y perpetuantes del problema y mejorando la estabilidad y balance de presiones intrapélvico, se recupera y se frena el progreso del prolapso.

El prolapso leve o de grado 1 no suele dar síntomas, pero cuando hay un descenso mayor los síntomas que pueden aparecer son:

·        Incontinencia urinaria

·        Urgencia miccional

·        Pesadez, sensación de bulto en la vagina

·        No poder vaciar vejiga o recto completamente

·        Problemas intestinales como estreñimiento

·        Trastornos de la piel y las mucosas de vagina y ano

·        Molestias al introducir un tampón

·        Dolor lumbar, etc…

 

Tratamiento de los prolapsos.


El tratamiento para el prolapso, independientemente del tipo, estará basado en mejorar:

1.      Mejora de la postura y de la estática pélvica y del suelo pélvico.

2.      Reeducación para manejo de presiones abdominales y pélvicas; ya que esta es clave para que llegue menos presión hacia la cavidad abdomino-pélvica y no empeore el descenso. 

3.      La alimentación; aportando aquellos nutrientes que refuercen todo el tejido conjuntivo o de sostén.

4.      Higiene en la defecación, que consiste en aprender a defecar c< de forma más eficiente y controlando que no aumentemos la presión del abdomen a la hora de defecar. Mejoraremos la postura defecadora y facilitaremos así la expulsión de las heces de manera natural y no forzada.

Las técnicas de fisioterapia que se utilizan para el tratamiento del prolapso son:

·        Terapia manual

·        Ejercicio físico adecuado, entre ellos el ejercicio HIPOPRESIVO

·        Radiofrecuencia para mejorar el trofismo tisular intrapélvico

·        Vibración y estimulación del suelo pélvico

·        Uso de pesarios

 

¿Qué es un pesario?



Los pesarios son unos dispositivos médicos que se usan para elevar y dar soporte a los órganos de la pelvis cuando se ha producido un descenso de un órgano y/o cuando existe IUE.

No requieren cirugía y no son invasivos. Son de silicona médica y cómodos de llevar. Se introducen en la vagina como un tampón y las pacientes aprenden a manejarlos normalmente.

Según su uso se clasifican en:

·        Reductores del prolapso

·        Tratamiento de la incontinencia urinaria

No todos los prolapsos dan síntomas, como hemos comentado antes, pero si todos ocurren como consecuencia de un tejido conjuntivo o de sostén deficitario o de mala calidad.

El uso del pesario puede ser fijo (lo dejamos puesto y la paciente lo lleva todo el día incluso varios días enteros sin retirarlo) o intermitente (la paciente se lo quita y lo pone, es lo más frecuente y recomendado). La paciente se lo colocaría en este caso, en casa, antes de hacer alguna actividad donde aparecen los síntomas. Por ejemplo, se puede colocar para ir a trabajar, antes de ir a hacer deporte o antes de caminar y al terminar la actividad se lo retira, lo lava bien, lo higieniza y lo guarda bien seco.

 

Tratamiento con pesarios.


En una primera fase de tratamiento, se realiza la medición para elegir la talla correcta del pesario y el tipo de pesario acorde al tipo de prolapso o prolapsos que padece la paciente.

Además, se hacen pruebas visuales y ecográficas para tener certeza de que es el pesario escogido le permite a la paciente realizar gestos del día a día que aumenten la presión del abdomen como toser, estornudar, etc sin que el dispositivo se mueva y funciones como orinar, defecar de manera segura y eficaz. Se escogerá el pesario más adecuado y cómodo para cada mujer.

En una segunda fase se le enseña a la paciente a utilizarlo por sí misma, a ponérselo, quitárselo, higienizarlo en casa y a saber cuando es recomendado quitarlo. Se suele retirar tras la actividad que despierta los síntomas o molestias o si se llevara todo el día, cada noche y se duerme sin él. La paciente sale de la sesión con una hoja de instrucciones y recomendaciones para llevar de forma autónoma y segura el control de su pesario.

La paciente, posteriormente realizará revisiones y visitas periódicas con nosotras para controlar correcto funcionamiento y manejo del pesario. Si no se utiliza correctamente o no se higieniza bien, podrían surgir molestas complicaciones. En ocasiones el uso inadecuado o la mala adaptación del pesario a la paciente podrían provocan:

·        Picor, irritación y escozor vaginal.

·        Infecciones o sangrado de la mucosa vaginal (muy poco frecuente).

·        Que el pesario se mueva, descienda o se caiga, no haciendo bien su función.


Esperamos que os haya gustado esta entrada y si notas pesadez o bulto en tu vagina, no te conformes, acude a tu fisioterapeuta del suelo pélvico y te ayudaremos.

Ya son muchas las mujeres aliviadas y muy agradecidas tras utilizar estos dispositivos. Tú puedes ser la siguiente.


Un saludo.

Beatriz y Rocío.

Salud y Suelo Pélvico

Por Beatriz Gisbert Morant 30 de junio de 2025
¿Por qué entrenar fuerza durante la menopausia? El entrenamiento de fuerza no es solo para personas jóvenes o para quienes quieren "ganar músculo". Es esencial para todas las mujeres a partir de los 40 años, y aún más durante y después de la menopausia. Hay un falso mito respecto a las actividades que ya no se pueden hacer a determinadas edades, pues puedes hacerlo con supervisión y control de personas expertas como nosotras que te animaremos y cuidaremos para que no te lesiones ni hagas animaladas. Sobre todo si tienes algún problema de suelo pélvico, el entrenamiento debe ser prudente, progresivo, guiado por la respiración y sin impacto. Pero eso no quiere decir que no sea intenso, eficaz. Los cambios hormonales de menopausia, tienen algunas repercusiones en la salud física, anímica y emocional de las mujeres debido a sobre todo la falta de producción de estrógenos por parte de los ovarios. Algunas de ellas son: osteopenia, pérdida de masa muscular, cambios de humor, ganancia de peso, sofocos, fatiga, peor calidad del sueño… Pero hay una muy buena noticia: muchas de ellas mejorarán simplemente con el ejercicio físico y un buen entrenamiento de fuerza Beneficios del entrenamiento regular: Previene la sarcopenia (pérdida de masa muscular relacionada con la edad). Aumenta la densidad ósea, ayudando a prevenir la osteoporosis. Mejora la postura y el equilibrio, reduciendo el riesgo de caídas. Activa el metabolismo, ayudando a controlar el peso. Reduce dolores articulares y de espalda. Ejemplos de ejercicios de fuerza que se pueden hacer en clases colectivas de ejercicio funcional: Sentadillas (squats): Fortalecen piernas y glúteos. Flexiones de brazos (push-ups): Trabajan pecho, hombros y brazos. Peso muerto con mancuernas: Excelente para la espalda baja y piernas. Elevaciones laterales, diagonales y remos de brazos: Para tonificar hombros y musculatura escapular y de la espalda. Puente de glúteos: Mejora la estabilidad de la pelvis y fortalece los glúteos. Si incorporas el suelo pélvico y el abdomen es un ejercicio muy completo y seguro. Puedes realizar estos ejercicios con pesas, bandas elásticas o incluso con tu propio peso corporal, lo que harán posible la progresión y resistencia adecuada en cada actividad. 🕒 Recomendación: 2 a 3 veces por semana, con 2 a 3 series de 8 a 12 repeticiones por ejercicio. Este es el modelo que seguimos en nuestras clases de ejercicio terapéutico FUNC (Funcional&Core) dedicadas especialmente a las mujeres de edad madura que deben entrenar sin lesionarse y con supervisión de una fisio. Y complementa tu rutina semanal con actividades diarias de ejercicio de resistencia, puedes hacerlo por tu cuenta. Elige algo que te guste y resulte atractivo. ¿Qué es el entrenamiento de resistencia y por qué hacerlo? También conocido como cardiovascular, este tipo de ejercicio mantiene tu corazón fuerte, mejora la circulación y ayuda a oxigenar todo el cuerpo. Es de mediana intensidad se mantiene en tiempos cortos o moderados, suele hacer sudar y aclara el corazón y la respiración. Beneficios: Mejora la salud del corazón y reduce el colesterol. Ayuda a controlar la presión arterial y el azúcar en sangre. Disminuye la grasa abdominal. Mejora el estado de ánimo y reduce el estrés. Favorece el sueño profundo y reparador. Ejemplos de ejercicios de resistencia sin impacto adecuados para la etapa de a menopausia y respetuosos con el suelo pélvico: Caminar a paso ligero (ideal si estás empezando). Bicicleta estática o al aire libre, elíptica, remo... Nadar o hacer aquagym. Subir y bajar escaleras. Bailar o hacer clases de aeróbicos sin saltos. Elige un tipo de ejercicio que te guste y te haga sudar. Mejor si puedes realizarlo en compañía para motivarte y ser constante. Puedes hacerlo más interesante e intenso si cambias de ritmo, es decir, si intercalas unos 1-3 minutos a mayor intensidad (75-80% de tu capacidad) y luego bajas de nuevo al ritmo moderado (50%), pero sin parar. 🕒 Recomendación: Al menos 150 minutos por semana, es decir, 30 minutos al día, 5 días a la semana. Salud mental y emocional: otro gran beneficio El ejercicio regular durante la menopausia no solo fortalece el cuerpo, también calma la mente. El movimiento activa neurotransmisores como las endorfinas, la dopamina y la serotonina, que contribuyen al bienestar emocional, reducen la ansiedad y mejoran el estado de ánimo. Muchas mujeres reportan una sensación de empoderamiento, mayor autoestima y control sobre su cuerpo al incorporar rutinas de ejercicio constantes y en grupos con ambientes amigables, respetuosos y socializan con otras mujeres lo que anima a compartir experiencias, el grupo y el compromiso anima a la constancia a a la adherencia al entrenamiento. Tú sola en casa no lo harías , pero si sabes que te están esperando y lo haces con otras personas seguro que es más divertido. ¿Cómo empezar? Consulta con nosotras antes de comenzar si tienes alguna condición previa. Elige ejercicios que disfrutes, para que puedas mantenerlos a largo plazo. Empieza despacio y ve aumentando la intensidad progresivamente, si tienes alguna lesión o dolor previo consulta con tu fisio de confianza, nosotras podemos ayudarte y modificar el ejercicio para que sea adecuado para ti. Combina fuerza y resistencia para un enfoque completo y equilibrado. Escucha tu cuerpo: Descansa si lo necesitas y prioriza la buena técnica sobre el número de repeticiones. Bebe mucha agua, hidrata tu cuerpo, tus células, tus tejidos. Sobre todo si haces ejercicio la hidratación es muy importante. La menopausia no tiene por qué vivirse como una etapa de declive. Todo lo contrario: es una nueva fase en la que puedes reconectar contigo misma y mejorar tu salud de forma integral. El entrenamiento de fuerza y resistencia te ayudará a conservar la vitalidad, prevenir enfermedades y sentirte más fuerte, por dentro y por fuera. No se trata de entrenar para “verse bien”, sino de vivir mejor. Tu cuerpo te acompaña toda la vida. ¡Es hora de cuidarlo con movimiento! ¿Te animas a probar nuestros grupos específicos de entrenamiento? Te hacemos una valoración fisioterápica y te regalamos una sesión de entrenamiento grupal con otras mujeres para cuidar tu salud.
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